- Tener un situación meteorológica compleja pero de sumo interés. Seguirla con fruición.
- Ser consciente de que tu trabajo ha valido la pena (nunca es perfecto, pese a lo que digan algunos).
- Estar a gusto con la dificultad intrínseca a la prognosis y no arredrarse.
- Reír a carcajada limpia con las ocurrencias de alguien.
- Disfrutar de la visita de un antiguo compañero jubilado, que tantas cosas te ha enseñado, entre ellas el que"señalar siempre ha sido de mala educación" y que "la atmósfera no entiende de meteorología".
- Tener una semana entera para hacer lo que te dé la gana.
- Comprobar por enésima ocasión que las endorfinas constituyen el mejor remedio contra las vicisitudes vitales.
- Mantener incólume el inveterado interés por las cosas que te gustan.
Hoy ha sido un día casi perfecto. He vuelto a gozar como un niño en el trabajo.
Gracias, Providencia.
No hay comentarios :
Publicar un comentario